miércoles, 27 de junio de 2007

Todo está dicho...


Columna Más Análisis
Por Sergio Armando López Castillo
Chihuahua, México.


Aunque restan casi cuatro días, en los que cualquier cosa puede pasar, los candidatos a todos los puestos de elección popular ya hicieron su parte, y muchos de ellos se propasaron con el uso de la guerra sucia y las descalificaciones. Ahora la ciudadanía chihuahuense tendrá la palabra en las urnas este domingo, y su decisión será inexorable.

Es claro que la lucha política está marcadamente centrada en la Presidencia Municipal de la capital y en la Alcaldía de Ciudad Juárez, por el amplio espectro electoral que significan ambos municipios.

En Chihuahua capital, Carlos Borruel Baquera prácticamente finalizó su estrategia de imagen, con una sobriedad que reviste “continuidad de otros 3 años de buen gobierno” y “nosotros ya estamos trabajando”, que remata certeramente en algunos espectaculares, donde aparece su foto con tono institucional, dando la impresión que está listo para sentarse en el Edificio Municipal de Independencia y Victoria, donde despacha Juan Blanco Zaldívar.

Otro rasgo de esa proyección de seguridad, autoridad y solvencia, que remata en sus anuncios fijos y televisivos, se aprecia desde hace unos días, en grandes carteles, en los que de manera audaz enmarca: “Con menos grilla y más trabajo, yo sí le entro con Borruel”, puntos, que agregados a la ingeniosa publicidad de las tortillas, los saleros, los grandes periódicos con la “Verdad” de las encuestas, en las plazas citadinas y otros utilitarios y mensajes puntuales y creativos, han hecho reflexionar a muchos sobre la intención real de su voto.

En contra, aunque hábilmente neutralizadas por su partido y su núcleo cerrado el DHIAC, podemos citar, la contracampaña que le armaron Fernando Reyes, Ricardo Gómez, Eduardo Mendoza, la señora Fierro, y algunos otros, así como la imagen y difusión profusa de aquélla cena, en la que grandes mecenas y patrocinadores a ultranza del PAN, se sentaron a la diestra de su oponente Alejandro Cano Ricaud, entre ellos el mismísimo Federico Terrazas Torres.

No obstante Borruel Baquera sabe bien que esos poderosos hombres del dinero, no lo van a descobijar, ni económica ni políticamente. Es evidente que ese sólido grupo empresarial, tiene el corazón puesto en Acción Nacional, en el DHIAC, y en sus candidatos, especialmente en Carlos Borruel.

La presencia del máximo jerarca del grupo Vértice y algunos socios y amigos en esa tertulia con Cano, me informan que fue mera cortesía, y en atención a una invitación de la gente del candidato del PRI a ellos y a otros grupos económicos de Chihuahua, quienes ya sabemos, ponen sus “huevos” en ambas canastas políticas, para no errarle al resultado.

Aunque en este caso concreto, Alejandro no representa la personalidad de ahijado político, y ni mucho menos ideológico de estos adinerados, como sí lo es Carlos Borruel. Usted saque sus conclusiones.

En el caso de Alex Cano, desde el origen mismo de su impulso político que lo es el ex gobernador Patricio Martínez García, comenzó cuesta arriba con ese estigma que difícilmente se ha quitado de encima, como tampoco puede sacudirse el mote de empresario “ambicioso” que ya probó el poder y quiere más, pensando constantemente, más que en la Alcaldía de Chihuahua, el la gubernatura, tal como lo hizo en su tiempo su padrino Martínez García.

Otro factor que puede revertírsele este domingo 1 de julio, es el triunfalismo manifiesto de su equipo de campaña y de él mismo, al esparcir un sinnúmero de encuestas con números a favor, muy por encima de su contrincante, lo cual avasalló muchas voluntades de la misma ciudadanía votante, que se saturó del madruguete “ganador” anticipado como aún se hace aparecer a Cano Ricaud.

Sin embargo la moneda está en el aire, ya que se han cruzado los sondeos y porcentajes, luego de que Cano llegó al tope máximo, y Borruel vino creciendo paulatinamente hasta empatarlo técnicamente. Ya todo se dijo, el lodo salió y salpicó a ambos. Pero en esa refriega, desde luego, que alguien perdió más que otro.

En términos llanos, a Carlos Borruel lo tildaron de “haberse manchado” al lado de Francisco Molina Ruiz, ex procurador de Chihuahua y ex titular del Instituto para el combate a las drogas federal; infundio muy lejos de haberse sustentado, y mucho menos pudo ser encauzado directamente hacia el candidato blanquiazul, por falta de indicios claros. Otra acción de denuesto infructuoso, fue el hacer campaña negra con el caso del Relleno Sanitario, que si bien atañe al Presidente Municipal albiazul, Juan Blanco Zaldívar, nada tiene que ver con Carlos.

Ya se lo dijo el propio Alex Cano a Borruel, en un debate: “Carlos tiene una ventaja sobre mí, a él no se le puede criticar nada, porque no ha estado en el gobierno, y un servidor sí”, palabras más, palabras menos.

En contraparte, a Cano le vienen reprochando, al ser señalado, una y otra vez, como amigo cercano a Patricio Martínez García, que no tiene nada de extraño ni de condenable, cada quien escoge a sus cuates. No obstante, la imagen de la inauguración del Rastro de Chihuahua, aparecida en volantes, mails y en la televisión, donde además de Patricio, está con Cano Ricaud, Óscar Arreola Márquez –del Cártel de narcotraficantes de Saucillo, del mismo nombre- evidenció más que las mil palabras que puedan decirse del caso.

En conclusión, Borruel termina su campaña como un elemento novedoso para la gente, que aspira a gobernar, al que los chihuahuenses pueden darle la oportunidad que necesita (beneficio de la duda), y demostrar que en verdad, “puede pasar por el pantano y no mancharse”, como hasta ahora lo ha sostenido.

En el caso de Cano Ricaud, la ciudadanía capitalina ya le conoció sus alcances, amistades y conducta, y porque ya lo conocieron, es más probable que le muestren su rechazo en las casillas.

Quedan cuatro días para saberlo…

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