martes, 18 de diciembre de 2007

IFE Y OMISIÓN LEGISLATIVA


Columna "Tras Banderas"
Por Sergio J. González Muñoz
Para La Crónica de Hoy


El pasado jueves 13 de diciembre la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados anunció que será hasta febrero cuando se resuelva la elección del Consejero Presidente del IFE, de otros dos Consejeros Electorales nuevos y de los 6 Consejeros Electorales actuales que permanecerán en sus puestos por un tiempo más.

Hay que recordar que el artículo cuarto transitorio del decreto de reforma constitucional reciente, publicado en el Diario Oficial de la Federación del martes 13 de noviembre pasado, le había impuesto el plazo de 30 días a la cámara baja para realizar esa elección.

Sin duda alguna, estamos en presencia de la omisión legislativa, figura jurídica que ha sido escasamente estudiada en nuestro país y que no ha sido expresamente legislada a nivel federal, aunque vale mencionar a las constituciones de Tlaxcala (art. 81) y Veracruz (art. 65) ya lo hacen con precisión y seriedad.

La omisión legislativa consiste en que el Congreso no ha ejercido su facultad legislativa pues no ha creado alguna ley o, habiéndola creado, lo hizo de manera deficiente. Los expertos en el tema afirman que esta figura puede presentarse como absoluta o relativa. La primera significa la ausencia total de una ley o decreto (que puede contener inclusive un nombramiento, por cierto) de emisión obligada o permitida por la Constitución. La segunda es en realidad pariente de la laguna legal, que se da cuando el legislador efectivamente legisla pero omite contemplar casos o sujetos que debería haber contemplado.

Ahora bien, la omisión legislativa per se no constituye violación constitucional; lo son sus consecuencias siempre y cuando lesionen o sean contrarias a la propia Constitución. Esto es así porque el objeto de de control no es la conducta de los legisladores y su facultad legislativa, sino sus resultados si generan condiciones de inconstitucionalidad.

Dicho de otra manera, el mero silencio o inactividad del Congreso no violan por sí mismos la Constitución pues legislar no es obligación, es una facultad que el legislador puede o no ejercer. Si legislar fuera obligación del Congreso existiría en contrapartida un derecho ciudadano a que se legislara, pero no hay tal.
En cambio, si esa inacción del legislador produce consecuencias jurídicas estamos entonces ante una fuente de probable inconstitucionalidad y sólo entonces el poder judicial puede intervenir si tiene las facultades para hacerlo, como en las constituciones locales mencionadas. En ese caso, el juez respectivo, que no puede castigar la conducta de no legislar, sino sus impactos, puede procurar con su resolución, darle eficacia plena a la norma constitucional que no la tiene.
Báez Silva, investigador de la UNAM, en un párrafo realmente premonitorio y evidentemente aplicable al caso actual, anuncia (el subrayado es mío): “Así, la omisión como fuente de inconstitucionalidad puede consistir en la abstención de emitir el decreto por medio del cual se da alguna autorización solicitada, o la no emisión de un decreto por el cual se nombre al titular de algún órgano estatal, por ejemplo….” (La Omisión Legislativa y su inconstitucionalidad en México, Instituto de Investigaciones Jurídicas-UNAM, 2005).

El hoy ministro de la Suprema Corte, José Ramón Cossío, advirtió hace nueve años que sólo se puede recurrir al poder judicial para remediar omisiones relativas y no las absolutas, puesto que: “Mientras el órgano (omiso) no ejercite sus facultades, no es posible demandarle una actuación, pues ello implicaría… sustituirle… Por el contrario, cuando se estima que el órgano ha incurrido… en una omisión respecto de lo ordenado por una norma superior…, puede llevarse a cabo el control de regularidad”. (Constitución, Tribunales y Democracia, Themis, 1998).

A mayor abundamiento, apenas en octubre, la propia Suprema Corte resolvió diversos juicios presentados por pueblos indígenas que denunciaron omisión legislativa en el acceso igualitario a tener o detentar medios de comunicación. El máximo tribunal reconoció la omisión (la llamó “desobediencia constitucional de los legisladores”) pero declaró que no podía enmendarla porque violaría el principio de división de poderes y concluyeron que la Corte no puede ordenar al Congreso que legisle.

Enunciado todo lo anterior, considere la vacante que generó la renuncia del viernes 14 de Luis Carlos Ugalde a la Presidencia del IFE. Desde el punto de vista jurídico hay que preguntarnos: ¿Se trata de una consecuencia directa de la omisión legislativa de la Cámara de Diputados del jueves 13? ¿Dicha omisión es entonces susceptible de llevarse a tribunales o cuándo menos sancionable de alguna manera?
Desde el punto de vista político, me parece que lo imprevisto fue esa renuncia, que pone a la Cámara en un atolladero de percepción social y le ha dado a algunos medios, tan molestos con la reforma electoral (les quitó un negocio de 3,500 millones de dólares anuales) un nuevo pretexto para emprenderla contra los partidos que, según un servidor, pensando precisamente en una autoridad electoral reforzada, buscaron con responsabilidad evitar un desaguisado como el de 2003 que produjo precisamente el nombramiento del hoy renunciado. Por fortuna, privó la sensatez; tengo para mí que habrá sido en bien del IFE.

sergioj@gonzalezmunoz.com

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Jesús Blancornelas, in memoriam

Columna "Juego de Ojos"
Por Miguel Angel Sánchez de Armas
Xalapa, Veracruz, México.


Deseo a los lectores, a mis compañeros de Punto y Aparte, a mis colegas de la UPAEP, a mis amigos, a mis hermanos y familiares y en primer lugar a Anita y a su madre, una muy feliz Navidad y que el 2008 sea de dicha y sueños cumplidos.

Hace un año, el 23 de noviembre, se fue Chucho Blancornelas, el gran periodista ejemplo de valor, pundonor y eficacia, que fundara Zeta, semanario emblemático de la prensa mexicana. En su memoria, desde luego, pero sobre todo para alejar de mí cualquier sombra de olvido, comparto con ustedes lo que escribí a su muerte:

“No puedo hoy precisar la fecha en que nos conocimos. Quizá en el despacho de don Manuel Buendía a comienzos de los setenta o antes en alguna gira al norte como enviado de El Sol, de Notimex o de la casa Excélsior. Lo cierto es que Jesús ha sido una presencia permanente en mi vida y lo seguirá siendo. Durante años nos vimos con regularidad, en las oficinas de Zeta en Tijuana o en encuentros cordialísimos en muchas ciudades. Una tarde sabatina en mi casa iluminó el camino de un grupo de jóvenes reporteros. Algún día habré de narrar aquel encuentro. Creo que siempre le preocupó que no fuera yo, desde su punto de vista, un periodista de tiempo completo, tal era su afecto por mi.

“Era bajo de estatura, con mirada de duende y dueño de un enorme valor personal y profesional. Cuando fue víctima del ataque de unos sicarios y quedó malherido, por su mente nunca pasó la idea de tirar la pluma. Cuando tuvo una información que a primera vista parecía una exclusiva mundial, la reservó. “Prefiero perder una nota a perder credibilidad”, me dijo por teléfono desde Tijuana, en una lección que jamás olvidaré.

“No sé qué más decir en su memoria. Quizá lo que escribí en Juego de ojos el 13 de mayo de 1977 bajo el título “Zeta, Blancornelas, libertad de prensa”:

“La tentación de citar a Martin Niemöller de memoria es más fuerte que el peligro seguro de equivocarme: ...un día vinieron por los socialistas, y como yo no soy socialista, no dije nada. Luego apresaron a los comunistas, y como yo no soy comunista, guardé silencio. Otro día vinieron por los homosexuales, y como yo no soy homosexual, miré hacia otro lado... Hoy vinieron por mi... y ya nada puedo hacer...

“Sin ser textual, la espléndida imagen es un golpe en el rostro: el silencio es el mejor abono para el autoritarismo. Los enemigos de las libertades sólo pueden existir cuando quienes deben gritar vuelven la vista a lontananza, alzan los hombros y piensan que ése no es asunto suyo. Igual podrían estar cavando su propia tumba.

“En el ancho contexto de los avances que la libertad de expresión ha tenido, brotan de vez en vez, como chispas que buscaran combustible, hechos que a todos nos deben poner en guardia. Un reportero despedido por lanzar a la autoridad preguntas incómodas, si bien necias; una cuenta publicitaria cancelada a un canal horas de antes de la transmisión de un reportaje sobre la vida poco edificante de un dignatario de la iglesia; un edil que ordena el retiro de revistas de los puestos... o el director de la más influyente publicación de la frontera norte a quien se quiere involucrar en un asesinato ante el asombro e indignación de los ciudadanos.

“El periódico es Zeta -uno de los medios en donde semanalmente aparece esta columna- y el periodista es Jesús Blancornelas. En el más reciente intento por silenciar a este profesional de la comunicación, los habitantes de Tijuana han atestiguado cómo un brutal hecho criminal -el asesinato de dos personas- pretende ser utilizado como ariete en contra de Blancornelas y su publicación.

“El caso ha tenido amplio eco en la prensa nacional e internacional, por el olor a censura e intento de reprimir la libertad de expresión que tiene el asunto, pero desde mi punto de vista debiera ser analizado y discutido también por los lectores. ¿Qué hacer para alertar a ese ciudadano que, como en el poema de Niemöller, da la espalda cuando otros, embozados o no, declaran abierta la temporada de caza de periodistas? ¿Cómo hacerle comprender que esas agresiones son contra él mismo y pueden dañarlo más pronto que tarde? Los periodistas no somos policías y no podemos, ni debemos, aliviar de su responsabilidad a las autoridades encargadas de la investigación -autoridades que por cierto pertenecen a un partido que se ha pasado años denunciando la ineficacia y la corrupción en los cuerpos policiacos bajo el partido en el poder-. Lo único que podemos hacer es no renunciar a nuestro derecho a la palabra. E insistir ante usted, lector, que este asunto le concierne directamente.

“Por ejemplo el colega Joel Simon, quien en el número mayo-junio del Columbia Journalism Review, una de las más reconocidas publicaciones especializadas en medios, publica el artículo que a continuación reproduzco en sus partes centrales y que explica al lector del otro lado de la frontera los pormenores de este intento por silenciar a Zeta. “Durante los 36 años de una carrera profesional como uno de los principales editores y periodistas de una de las ciudades más turbulentas en cuanto a noticias, J. Jesús Blancornelas ha experimentado el asesinato de un colega, la clausura de su periódico por oscuros líderes sindicales, y todas las copias de una edición periodística denunciatoria confiscadas por el gobierno.

“Pero nada podría haberlo preparado para los sucesos del 9 de abril, cuando su ex asesor legal y su ex contador fueron asesinados a la salida de un restaurante de Tijuana. Recientemente Blancornelas había demandado al contador Héctor Navarro, acusándolo de un fraude por cientos de miles de dólares. Después del homicidio la viuda de Navarro responsabilizó públicamente a Blancornelas de haber ordenado el crimen (...)

“Como el tenaz editor de uno de los periódicos más dinámicos de México, Blancornelas ha hecho bastantes enemigos. Al paso de los años, mientras otros diarios locales reproducían boletines y alimentaban el oficialismo, Zeta investigaba el narcotráfico, el tráfico de ilegales y la corrupción de las autoridades -dando incluso nombres (...)

“Las autoridades dicen que planean citar a Blancornelas para declarar pero no lo consideran un sospechoso. Dos de los periódicos que acusan del crimen a Blancornelas son propiedad de sus enemigos políticos: El Heraldo, que es de un empresario a quien Blancornelas acusa de haber ordenado la muerte de su socio y columnista de Zeta Héctor Félix, en 1988, y El Mexicano, a cargo del líder del sindicato, controlado por el gobierno, que clausuró la primera publicación de Blancornelas en 1979 (...).

“Las muertes ya han tenido un efecto profundo en la prensa mexicana. A pesar de un avance dramático en la manera en que se hace periodismo en los medios mexicanos (...) los señalamientos y recriminaciones en los diarios tijuanenses demuestran que para algunos la prensa sigue siendo un vehículo para atacar a los enemigos políticos. Y los crímenes, por sí mismos, reflejan un clima de creciente violencia que provoca miedo en mucha gente, incluyendo a los periodistas”. Amén.

(Nota bene: conforme a una muy antigua y cuestionada tradición, Juego de ojos cierra su ciclo 2007 para reanudar en la semana del 7 de enero del 2008)

jueves, 29 de noviembre de 2007

El Diario de México


Columna "Juego de Ojos"Por Miguel Angel Sánchez de Armas
Xalapa, Veracruz, México.


A Miguel Valera, con mi felicitación.

En otra parte he escrito que cuando se plantea la necesidad de hacer la historia de los medios, es muy raro que alguien se pregunte para qué.

No es que el tema no provoque preguntas, o que se conozcan todas las respuestas posibles, sino que la sola y suprema idea de la erudición apaga muchos cuestionamientos que podrían llevar a una mayor reflexión, no sólo sobre éste sino acerca de muchos temas que tienen que ver con los medios.

Resulta un tanto paradójico que muchas historias tienen su razón de ser en el anhelo de erudición, en la obstinación de muchos historiadores por recuperar el desarrollo del comportamiento humano y, sin embargo, sobre todo en el terreno de las ciencias sociales, el registro histórico ha caído en el descrédito. A estos estudios se les considera poco serios, escasamente contribuyentes al crecimiento del conocimiento científico si no realiza aportaciones teóricas.

El hecho es que tenemos mayor inclinación por los estudios teóricos. Pero eso sólo es el qué en los estudios sobre los medios, pero no responde al para qué hacer la historia de los medios. Los registros históricos nos proveen de los datos de la evolución humana en una actividad específica con un nivel de detalle que nos es mucho más cercano, pero que por esa misma razón, tiene una gran capacidad de envolvernos en la reflexión sobre ese quehacer. Es decir, considero que la utilidad práctica que los estudios historiográficos tienen para la teoría es mucho mayor de lo que se piensa.

Esta reflexión me llegó al recordar que en octubre pasado se cumplieron 202 años de El Diario de México, primer cotidiano de este país, espejo de la vida social, política y económica de la Nueva España.

Hace dos años, los institutos de Investigaciones Filológicas y de Investigaciones Históricas de la UNAM organizaron un coloquio para conmemorar el bicentenario del diario, en cuyas páginas floreció la sociedad literaria denominada “Arcadia Mexicana”. Esto es lo que nos dicen los investigadores universitarios sobre aquella publicación:

“La razón de su importancia radica, entre otras, en que fue el primero que se editó con una periodicidad diaria conformando y formando a un público lector distinto al que hasta entonces se conocía. Antes de él, se había impreso publicaciones periódicas que circularon en la Nueva España generalmente durante pocos meses, de manera irregular y con objetivos alejados de la comunicación de noticias y de la actualidad. Cuando este cotidiano se imprimió por primera vez sólo circulaba otra publicación periódica: la Gaceta de México, editada dos veces al mes desde 1784 y con la cual el Diario tuvo diversos enfrentamientos.

“No era fácil imprimir este tipo de publicaciones, ni ninguna otra debido al recio control de las autoridades, la falta de maquinaria moderna, la carestía de papel y la escasa capacitación de personal para hacerlo. No obstante, hubo tres personas que decidieron enfrentar los riesgos. Carlos María de Bustamante, el entonces estudiante Juan María Wenceslao de la Barquera y el socio capitalista, Nicolás de Calera y Taranco, solicitaron una licencia a las autoridades para imprimir un papel periódico. Posteriormente el dominicano Jacobo de Villaurrutia, sobrino político del socio capitalista, se unió al grupo de editores. Estos personajes tenían altos cargos públicos o encabezaban importantes bufetes jurídicos; además eran profesionistas y personajes públicos.

“Así, el 1 de octubre 1805 inició su vida de doce años el Diario de México. Constaba de cuatro páginas, con un formato muy parecido al del libro; costaba medio real, se vendía en 21 puestos de la ciudad [de México] y contó con un número de suscriptores que varió entre 370 y 500. Estos suscriptores eran miembros de elite novohispana, funcionarios, religiosos, militares, etcétera.

“La publicación se imprimió diariamente, hasta el 4 de enero de 1817, con un tiraje de 400 ejemplares. Sólo se suspendió en dos ocasiones: la primera, durante diez días –en 1805, a causa de la censura que le impuso el virrey Iturrigaray– y durante cinco días a partir del 5 de diciembre de 1812, a raíz de la suspensión de la libertad de imprenta proclamada poco antes por las Cortes de Cádiz. Durante todos esos años abrió brecha para la proliferación de varios periódicos más; vio cómo se multiplicaban los títulos de periódicos editados en el país, de tal manera que cuando terminaba su vida –todavía durante el régimen colonial– ya existían quince publicaciones periódicas.

“Su larga vida le permitió atestiguar acontecimientos como el movimiento contra el virrey Iturrigaray, el levantamiento de Miguel Hidalgo y Costilla y de José María Morelos, la promulgación de la libertad de imprenta así como la suspensión de la misma. Por eso, el Diario de México ha sido consultado para, por un lado, retratar la actividad literaria de [aquel] México –difícil de documentar la correspondiente a aquellos años– y, por otro, para obtener información acerca de personajes, debates, luchas políticas, etcétera, aunque como todos los periódicos no es un espejo fiel de la realidad sino de aquella que se les permite o quieren mostrar.

“Sin embargo, no sólo es importante la historia política del periódico; también es necesario desbrozar las percepciones y los valores que proyecta el diario en torno a la apreciación individual y social sobre la autoridad (familiar, política, religiosa o educativa); qué refleja acerca de las demandas y expectativas en la sociedad, de los códigos morales, de las actitudes frente a la salud y la enfermedad, de los caminos legitimados para obtener, conservar o perder prestigio social; de los mecanismos de identidad social y nacional, de a concepción del trabajo y sus frutos, etcétera”.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Hitler elogió a Francisco Villa


Reportaje de Sergio Armando López Castillo
Chihuahua, México.

Desde la secundaria le apasionó la arquitectura y la historia de Chihuahua, donde nació. Con el tiempo se hizo arquitecto y hoy dirige el Instituto Superior de Arquitectura y Diseño (Isad), que lleva 15 años contribuyendo en grandes proyectos del ramo en el estado y fuera de él.

Su apellido lo delata en conversaciones, eventos, y otras reuniones. Ello le ha llevado a tener un punto de vista, y adentrarse en el conocimiento sobre su bisabuelo el general revolucionario y personaje emblemático de Chihuahua y el país, Francisco Villa, así como de otros consanguíneos o parentela indirecta, entre otros, Samuel Villa – quien se casó con la decano periodista Martha Margarita Rojano Lucero viuda de Villa- Graciela de la Cruz, María Issac Reyes, y desde luego, de las dos mujeres más conocidas con las que el Centauro del Norte tuvo descendencia: Luz Corral y Austrebertha.
Joven, inteligente, creativo, Francisco Villa Barriga, bisnieto del personaje revolucionario leyenda del norte de México, y referente nacional de la historia, con todo y sus claroscuros, como usted y como yo, ha escuchado innumerables versiones sobre su bisabuelo. Pero Francisco el arquitecto, tiene su propia visión del “Dorado” en jefe de aquella audaz “División del Norte” que hizo correr tras de sí al general “gringo” Pershing y a su ejército norteamericano en Columbus.

Admite saber que efectivamente lo más objetivo sobre la identidad real del General Villa, es que su nombre original fue Doroteo Arango, registrado como hijo natural de esa forma. Luego corrobora que la adopción de su segundo nombre, el que todos conocemos de Francisco Villa, fue producto de una profunda admiración que su bisabuelo tuvo, por un amigo entrañable para él, que se llamó igual.

Por sus padres y abuelos, Francisco sabe que Villa poseía cierta genética austriaca, y lo describe blanco, robusto y de ojos verdes, rasgos poco conocidos del también ex gobernador de Chihuahua en su tiempo.

Además de su profesión de arquitecto, Villa Barriga siente que llevar el apellido del General, representa una responsabilidad llamada por él civil e histórica, que le ha motivado a estudiar, analizar y conocer más su origen.

El actual director del ISAD en Chihuahua, Francisco Villa, no descarta la hipótesis del complot federal para asesinar a su bisabuelo, luego de que en la histórica Hacienda “Canutillo”, en su retiro de la vida pública y política, el Centauro del Norte “abriera la boca” con relación a los hombres que detentaron el poder en aquellos aciagos años de inestabilidad en México (Plutarco Elías Calles, Álvaro Obregón, entre otros) Pero explica que es difícil sustentar cualquier tesis en ese tema, ya que con el paso del tiempo, muchas versiones sobre su muerte y actuación política, van perdiendo fuerza conforme desaparecieron los actores de esos momentos históricos.

Villa Barriga dice que es muy difícil hacer un juicio sobre su bisabuelo, en el sentido de calificarlo de héroe o villano?, dado que así como tiene muchísimos partidarios; también cuenta con muchos detractores que le ubican en el papel de bandido.

Y aunque admite que de los múltiples libros y autores locales, nacionales y extranjeros, que escribieron de Villa, no ha leído todos, Francisco le otorga un valor especial a la investigación histórica del escritor Frederick Katz, quien escribió sobre la vida y obra de su bisabuelo, con un rigor investigativo más completo y real que otros reseñadores.

Agrega el arquitecto Villa, que así como se han realizado trabajos respetables e interesantes del general, también ha conocido muchas ocurrencias y verdaderas puntadas sobre su extinto consanguíneo.

En su actividad arquitectónica y urbanística al frente del Instituto Superior de Arquitectura y Diseño, a la que le ha dado prestigio por su profesionalismo, Villa Barriga ha ponderado de manera importante la historia de Chihuahua, a partir de sus edificios tradicionales, pero también los que hay de corte modernista.

En ese sentido, Francisco enseña a los alumnos del ISAD, a apreciar justamente la historia de la ciudad y el estado, y conocer, por ejemplo, que en la capital, hay edificaciones que datan hasta de cinco décadas atrás, y más, muchos de los cuales están prácticamente abandonados.

El director del ISAD, con conocimiento de causa y algo así como de amplia calidad profesional y moral sobre temas de armonía y estilo urbano, tiene un punto de censura hacia obras y proyectos que considera inadecuados para Chihuahua, y por citar un caso, menciona al multicitado estacionamiento que construye el Congreso del Estado frente a la gran Catedral.

Sobre eso simplemente señala: “no debería estar ahí; es una construcción que acabará en un edificio sin alma, podrían haberlo hecho en un terreno diferente en el mismo primer cuadro, pero donde está la zona de los mercados, a unas cuantas cuadras de donde está la Torre Legislativa”.

Y hubiera cumplido el mismo propósito de estacionamiento, sin personas, sin vida, que no es ninguna referencia urbana, arquitectónica ni cultural para el Centro Histórico, como sí lo son el edificio Municipal, la misma Catedral y el inmueble conservado del ex banco Comermex de independencia y Victoria, por mencionar algunos.

El bisnieto del general Francisco Villa, ha sido promotor de contribuciones valiosas en el plano de la arquitectura moderna, a través del Instituto que encabeza, como el edificio del Complejo de Seguridad Pública de la capital – llamado C4-, de algunos estadios de Beis-bol como el “Chihuahua” de la zona sur, de Hospitales como el Centro de Salud Mental de Ciudad Juárez, Gimnasios en la Sierra, y también otras obras en el Distrito Federal, el estado de Hidalgo, y más allá de la frontera, en Arizona, E.U.

Al final de la rica charla sostenida con este personaje especial de nuestra comunidad chihuahuense, resaltan dos datos curiosos, tal vez inéditos, y hasta sorprendentes, retomando el tema de Francisco Villa, el revolucionario indomable del norte del país…

Se sabe que el arquitecto Villa Barriga, tras una invitación a Nuevo León, en la ciudad de Monterrey, a un evento cultural de la Fundación Televisa en un museo, vio por primera vez a su bisabuelo en una película en movimiento, en la que aparece la famosa escena del General, comiendo sentado en la Silla Presidencial, flanqueado por Emiliano Zapata, lo cual le impresionó, ya que siempre lo había observado en fotografías estáticas, de las que circula, por todos lados, justamente esa gráfica de Villa y Zapata en la capital del país.

Pero sin duda el episodio que más lo embelesó fue allá mismo en la sultana del norte, donde en una exhibición equina de caballos famosos, donde debió hablarse del “Siete Leguas” de “Pancho Villa”, un historiador invitó al arquitecto a ver una reliquia de video escasamente difundido, en el que Adolfo Hítler, el dictador nazi, hacía alarde de su penetrante oratoria en un acto público en Alemania.

La sorpresa de Francisco fue que al traducir su amigo el investigador de historia, del alemán al español, el terrible líder germano de la Segunda Guerra Mundial, elogió a su ancestro como un estratega militar excepcional, equiparándolo con el legendario estratega francés, Napoleón Bonaparte.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Señor y esclavo de la palabra


Columna "Juego de Ojos"
Por Miguel Angel Sánchez de Armas
Xalapa, Veracruz, México.


Durante los últimos veinte años de su vida Winston Churchill fue aclamado como el más grande inglés de su tiempo y a su muerte, el 24 de enero de 1965 a los 91 años de edad, millones de seres humanos le guardaron luto en todos los rincones de la tierra. Con su nombre se han bautizado desde buques de guerra hasta cigarrillos; los libros sobre su vida y obra podrían llenar una biblioteca; la televisión y el cine lo estelarizaron; los cuadros que pintó se venden a precios exorbitantes en las galerías más afamadas y sus frases y dichos han sido inmortalizadas en letras de bronce en recintos cívicos en todas las latitudes.

Winston Churchill es sin duda una de las figuras más importantes del siglo XX. Su vida política se extendió de 1911 a 1955, cuarenta y cuatro agitados años durante los cuales el mundo se vio envuelto en dos guerras mundiales y las relaciones geopolíticas dieron un giro de 180 grados. Dos veces ministro de la Marina (Primer Lord del Almirantazgo), Ministro para Pertrechos de Guerra, Ministro del Interior, Ministro de Hacienda, dos veces Primer Ministro e miembro de la Cámara de los Comunes tanto por el Partido Liberal como por el Conservador.

Fue también soldado y periodista. En marzo de 1916 en el frente occidental una granada alemana estuvo a punto de alcanzarlo. “Diez metros más a la izquierda –escribió a Clementine, su esposa- y hubiera sido el fin de una vida de altibajos, el obsequio final e inapreciado para un país malagradecido”.

Orador compulsivo y escritor enorme y prolífico, dejó, según la azorada reflexión de David Cannadine, “Una incomparable e intimidante montaña de palabras”. Según las cuentas de este editor, entre 1900 y 1955, Churchill pronunció en promedio un discurso a la semana: ocho volúmenes con más de cuatro millones de palabras.

En 1953 Churchill recibió el Premio Nóbel, mas no por su extraordinaria carrera como estadista, sino por su obra literaria. He aquí a un hombre notable en todos los sentidos, incluyendo los excesos y las pasiones, cuya infancia y juventud, sin embargo, no fueron preludio de nada sobresaliente. Al contrario, fue un niño enfermizo y torpe, nada brillante y rechazado por sus compañeros de escuela. Era bajo de estatura, más bien jorobado, de andar torpe, piel delicada, mentón débil y cintura generosa. Y como si todo eso no fuera desgracia suficiente, tartamudo.

Winston Leonard Spencer Churchill nació en 1874 en el palacio Blenheim de Oxfordshire, al oeste de Londres, hijo del político conservador Lord Randolph Churchill y de la norteamericana Jennie Jerome. Fue descendiente directo de John Churchill, primer duque de Marlborough (1650-1722) y tuvo una infancia solitaria criado por su nana, la señora Everest. Recibió instrucción en la escuela Harrow, en donde fue una medianía. Lo admitieron en el colegio militar de Sandhurst después de presentar tres veces el examen de admisión y causó alta en el Cuarto Cuerpo de Húsares en 1895, el año en que su padre murió.

El lector recordará de anteriores entregas una frase que me gusta repetir a riesgo de caer en el odiado lugar común: una permanente autoconstrucción interna, es decir, esa capacidad que todos llevamos pero que pocos ejercen, que nos permite crecer emocional e intelectualmente sin cesar. Algo así como el aprendizaje y la educación permanente. Creo que Winston Churchill es el ejemplo más acabado de ello. Para ser estadista tuvo que ser orador. Para ser orador no podía ser tartamudo... ergo, superó ese impedimento a pura fuerza de voluntad.

En la constelación de nombres y hazañas que pueblan la historia de la Pérfida Albión, Winston Churchill es, si no el más conocido, sí uno de los que más evocan la imagen del sacrificio generoso, la valentía ante la adversidad y el amor férreo a la patria, virtudes acentuadas por una elocuencia magnífica y fijadas en una prosa dura y limpia como metal bruñido.

Por eso resulta un tanto asombroso e incómodo, al recordar las virtudes de este hombre, contrastarlas con el juicio que mereció de sus compatriotas durante una buena parte de su carrera: Inflado, huero, superficial, ofensivo, insensible, administrador mediocre, inestable... parece que los adjetivos críticos fueron tan abundantes en su vida como los elogiosos son hoy a su memoria.

David Cannadine, editor de un volumen de sus discursos, juzga que “Parte del problema fue que lo mismo exuberante de su retórica y la desconcertante facilidad con que la aplicaba a causas diversas e incluso contradictorias, sirvió para reforzar la sensación difundida desde muy temprano en su carrera y hasta bien entrada la década de los cuarenta, de que era un hombre de temperamento inestable y juicio defectuoso, sin pizca del sentido de las proporciones [...] Además, la prosa bruñida de Churchill frecuentemente asestaba grandes ofensas y reforzaba otra crítica extendida: que era por completo insensible a los sentimientos de los demás [...] Como una vez dijo Attlee, ‘el señor Churchill es un gran amo de las palabras, pero es algo terrible cuando el amo de las palabras se convierte en un esclavo de ellas, porque nada hay tras esas palabras, sólo son palabras de ofensa’ [Su oratoria] con frecuencia sonaba falsa, vana, pomposa e inflada [...] Después de escucharlo, una mujer opinó que era ‘un ridículo hombrecillo, detestable cual actor cómico’, con sus brazos cruzados, ‘su mechón alborotado y su vocecilla de teatro popular’.

Conozco a mujeres y hombres que aún recuerdan con emoción las arengas de Churchill transmitidas por la bbc, y su tono de voz más bien apagado que contrastaba con las ideas certeras y las metáforas deslumbrantes de sus discursos. ¿Cómo construir la capacidad de decir tantas cosas en tan pocas palabras? Sólo los verdaderos estadistas tienen ese don. El 18 de junio de 1940, en una de las horas negras de la nación, en vísperas de la “Batalla de Inglaterra”, con el sombrío sentimiento de que el pueblo inglés llevaba a sus espaldas todo el peso de la agresión nazi, Winston se dirigió a la Cámara de los Comunes en una alocución memorable:

“Seamos fuertes en nuestro deber, y con tanta fortaleza, que si el Imperio Británico y el Commonwealth existen dentro de mil años, la humanidad siga diciendo: Este fue su gran momento.”

Dos meses después, el 20 de agosto, ya con las bombas alemanas cayendo día y noche sobre el país, de nuevo subió a la tribuna para expresar magistralmente el sentimiento de la nación hacia el puñado de bravos pilotos de combate que defendían los cielos de la Patria:

“Nunca antes en el campo de los conflictos humanos, tantos debieron tanto a tan pocos.”

El Diccionario Oxford de Citas Célebres consigna 54 referencias a Churchill, lo que lo coloca en el nivel de los clásicos de la antigüedad. Y la lectura así sea a vuelapluma de sus discursos es un viaje de asombros por su capacidad para construir imágenes siempre sugerentes, con frecuencia deslumbrantes y en ocasiones hilarantes. Algunas tomadas al azar: “Los imperios del futuro serán los imperios del espíritu” (6 de septiembre de 1943); “Desde Stettin en el Báltico hasta Trieste en el Adriático, una cortina de hierro ha descendido a lo largo del continente” (5 de marzo de 1942); “Si Hitler invadiera el infierno, hablaría a favor del diablo en la Cámara de los Comunes” (11 de noviembre de 1940).

Su sentido del humor también fue legendario. Según recordó su hijo en una entrevista con la bbc en 1992, durante una estancia como huésped en la Casa Blanca, salió de la regadera -se imaginará usted en qué atuendo- y se encontró de frente al presidente Roosevelt. Sin inmutarse, Churchill expresó: “¡El Primer Ministro no tiene nada que esconder al Presidente de los Estados Unidos!”

Otra anécdota que se popularizó con otros personajes y otros ingredientes, se debe a la memoria de Consuelo Vanderbilt. En una reunión, Churchill se topó con Nancy Astor, con quien tenía un mutuo desagrado. Con fingida sonrisa y agudo sonsonete, la mujer le dijo: “Milord, si yo fuera su esposa… le pondría veneno en su café…” A lo que respondió el político: “Señora, si yo fuese su marido... ¡lo bebería!”

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Las palabras del silencio


Columna "Juego de Ojos"
Por Miguel Angel Sánchez de Armas
Xalapa, Veracruz, México


El 15 de mayo de 1939, Isaac Bábel, un escritor cuya prominencia le había ganado el privilegio de una dacha en el campo, fue arrestado en Peredelkino e internado en la prisión moscovita de Lubyanka, sede de la policía secreta. Sus escritos fueron confiscados y destruidos –entre ellos textos a medio terminar, obras de teatro, guiones cinematográficos y traducciones. Seis meses después, al cabo de tres días y noches de inmisericordes interrogatorios, se declaró culpable de un falso cargo de espionaje. Un año después, en las últimas horas del 26 de junio, fue sometido a un juicio sumario clandestino. Bábel se retractó de su confesión inicial y se declaró inocente. A las 01:40 de la madrugada fue puesto ante el pelotón de fusilamiento. Su última súplica no fue en su beneficio, sino por el poder y la verdad de la literatura: “¡Permítaseme terminar mi trabajo!”

Este es el estremecedor párrafo inicial de la Introducción de Cynthia Ozick a las Obras Completas de Isaac Bábel, aparecidas a mediados del 2002 gracias al amor e incansable energía de Nathalie Bábel, hija del escritor, quien salvó la vida gracias al exilio, pues su permanencia en la URSS en los aciagos días de la construcción del socialismo y como hija de un contrarrevolucionario, la hubieran conducido al mismo fin que su padre.

La versión oficial soviética mantenida hasta antes del derrumbe de la cortina de hierro, sostenía que Isaac Bábel había fallecido en un campo de concentración en Siberia el 17 de marzo de 1941. Hoy conocemos la verdad. Fue ejecutado en la oscuridad: los represores de la inteligencia son los más grandes cobardes, incapaces de asumir la responsabilidad de sus brutalidades.

(¿Recuerda el lector el caso de Alfredo Astiz, apodado, como Josef Mengele, el “Ángel de la Muerte”, que en las mazmorras de la dictadura argentina aplicaba la picana a mujeres, niños y monjas y que fue el primero en rendirse en las Malvinas sin disparar un tiro y que hoy anda chillando que sus “derechos humanos” fueron violentados? El sadismo es un componente sine qua non del espíritu represor.)

Obras Completas de Isaac Bábel reúne los textos publicados del escritor e incluye algunos que fueron recuperados del olvido, retraducidos nuevamente del ruso por Peter Constantine, lo cual da al volumen una extraordinaria coherencia estilística que sin duda es el homenaje debido a uno de los mayores autores rusos de todos los tiempos a casi 70 años de su asesinato.

Bábel fue una entre millones de víctimas del padrecito Stalin, el zafio y brutal georgiano que de la mano de su alma gemela, Lavrenti Beria, se propuso edificar el socialismo mundial con una argamasa de sangre, lágrimas, dolor y carne de cañón. Ambos -de más está decirlo- a lo largo de sus años en el poder vivieron con un enfermizo terror a la inteligencia. Pero el tiempo, que todo pone en su lugar, lo colocó junto a Hitler, el pequeño cabo austriaco que al igual que Stalin alcanzó el poder montado en la desesperanza de su pueblo. Por ello se entendieron tan bien en un paco secreto. Por ello no vacilaron en sacrificar a millones de soldados cuando ese pacto se vino abajo. Hoy no se distingue quién fue más sanguinario y no diferenciamos quién persiguió con mayor ferocidad a los creadores y a los artistas, seres por definición aborrecibles para las dictaduras de cualquier signo.

Es sorprendente y a fin de cuentas debemos agradecer en términos históricos –si se me permite el uso de esta expresión tan poco apropiada-, el patológico detalle con que los represores del KGB guardaron el registro de sus brutalidades –lo mismo que en su momento la Gestapo o la Dirección de Investigación para la Prevención de la Delincuencia, DIPD, mexicana- como vemos con las revelaciones que están aflorando de los archivos de nuestra propia guerra sucia.

En aras de la “seguridad del Estado” estos cuerpos comisionados para reprimir toda disidencia, real o imaginaria, la documentaron con meticulosidad y fervor religioso... gracias a lo cual hoy podemos reconstruir parte de la historia de la represión.

La última fotografía de Bábel fue tomada en la prisión de Lubyanka poco antes de que fuera fusilado. En el pequeño cuadro a blanco y negro vemos un rostro mofletudo de expresión serena, tal vez desencantada. Ni el temor ni la derrota se insinúan en la mirada. Al contrario, quizás haya en ella un gesto de compasión por sus verdugos.

La paciente labor del poeta Vitali Chentalinsky nos permite hoy reconstruir las jornadas de interrogación entre los muros de la Lubyanka que padeció Bábel. El poeta se declaró culpable de los más horrendos crímenes: alejamiento del pueblo, conspiración contra el socialismo, banalidad artística y espionaje a favor de Francia, ¡reclutado por Malraux!

Bábel además delató a sus co-conspiradores -entre ellos una mujer con la que sostenía una relación amorosa- en una extraordinaria redacción de su propia mano que hoy podemos leer en su verdadera intención como un documento destinado no a los fiscales, sino a ojos de tiempos posteriores:

“En lo que respecta a mis Cuentos de Odessa, éstos reflejaban sin duda el mismo deseo de alejarme de la realidad soviética, de contraponer a la cotidiana labor de edificación el pintoresco mundo, casi mítico, de los bandidos de Odessa, cuya descripción romántica incitaba involuntariamente a la juventud soviética a imitarlos [...] Nuestro amor por el pueblo era retórico y nuestro interés por su destino una categoría estética. No teníamos raíces populares, y de ahí provenía la desesperación y el nihilismo que propagábamos”.

En las últimas horas antes de su ejecución, Bábel intentó sin éxito cambiar sus declaraciones y desmentir las “denuncias” que había formulado bajo la presión y tortura a la que fue sometido, pero no antes de haber escrito escalofriantes delaciones:

“[...] Abrí el frente de la literatura soviética a los estados de ánimo decadentes y derrotistas, turbando y desorientando así al lector y convirtiéndome en testimonio vivo de la teoría de la conspiración de saboteadores y provocadores en el declive de la literatura soviética. Unas cuantas frases no sirven para medir mi trabajo de destrucción, pero ahora percibo su verdadera dimensión con una claridad insoportable, con dolor y arrepentimiento [...] La Revolución me abrió el camino de la creación, el del trabajo feliz y útil. Mi individualismo, las opiniones literarias erróneas, la influencia de los trotskistas bajo la cual caí desde el comienzo de mi trabajo, me desviaron de ese camino”.

Durante aquellos días y noches en las mazmorras de la Lubyanka los fiscales e interrogadores transmutaron los viajes de Bábel al extranjero en expediciones subversivas; las fiestas y eventos literarios a las que asistía, en reuniones de conspiradores contra el paraíso de los trabajadores, y la relación con artistas y escritores en conjuras contra el Estado. Así, Malraux pasó de ser escritor a promotor de la sedición.

La monstruosidad se acrecienta, si ello fuera posible, porque Bábel, igual que Gorki, fue un decidido partidario de los bolcheviques, a quienes se unió en 1917. Durante la guerra civil fue comisario político en el ejército rojo. De hecho su famoso libro Caballería Roja, publicado en 1926, está basada en sus experiencias de guerra de aquella época. Los Cuentos de Odessa aparecieron al año siguiente. Sus obras de teatro Zakat y Mariya aparecieron respectivamente en 1928 y 1935.

En una biografía de su padre publicada en 1964, Nathalie Bábel recuerda: “Fue en 1923, durante su estancia en las montañas, cuando mi padre comenzó a escribir los cuentos que eventualmente formaron Caballería Roja. Darles la forma deseada fue una tortura inacabable. A mi madre le leía versión tras versión. Treinta años después las recordaba de memoria. En 1924 mis padres se mudaron a Moscú. Los primeros cuentos de mi padre se publicaron por esa época y se hizo famoso de un día para otro.

Isaac Bábel nació el 13 de julio de 1894 en el puerto ucraniano de Odessa, hijo de un tendero judío. De pequeño la experiencia de vivir un pogromo lo dejó profundamente impresionado. Ya mayor se mudó a Kiev en donde eventualmente conoció y fue protegido de Máximo Gorki, quien publicó dos de sus cuentos en la revista Letopis.

La censura soviética consideró que esos cuentos contenían una carga erótica (¡otra bête noire de la represión) y procesaron a Bábel bajo el artículo 1001 del código criminal. Quizá por ello y por un creciente desencanto por el rumbo que tomaban los ideales de la Revolución, Bábel se alejó del régimen y se convirtió en un crítico de Stalin. En represalia, los censores se encargaron de que no pudiera publicar. Durante la primera asamblea de la Unión de Escritores Soviéticos en 1934, Bábel dijo a sus colegas: “He inventado un nuevo género... ¡el género del silencio!

Casi siete décadas después, el amor de una hija redime al padre. Obras completas de Isaac Bábel es otro ejemplo de que la luz de la palabra vence a las tinieblas del silencio.

martes, 6 de noviembre de 2007

Todo se desmorona


Columna "Juego de Ojos"
Por Miguel Angel Sánchez de Armas
Xalapa, Veracruz, México.


Habrá sido en 1984 que en “The Atlantic Monthly” apareció el artículo “The Empire Writes Back” de Salman Rushdie sobre la “tsunami” literaria que avanzaba desde los confines del “Imperio en el que no se pone el sol” sobre la metrópoli. Ese artículo fue un parteaguas y sigue siendo una referencia para entender las corrientes literarias surgidas en los países dominados por la Pérfida Albión. Mi propia traducción del texto fue “El Imperio contraescribe” y no creo que Rushdie la aprobara, pero el sentido es sin duda el adecuado para presentar al más publicado y leído de los escritores nigerianos, a quien algunos consideran el padre de la novela africana en lengua inglesa, Albert Chinualumogu Achebe, mejor conocido como Chinua Achebe.

El 18 de noviembre del 2000 Maya Jaggi publicó un perfil de Achebe en The Guardian. Vale la pena reproducir el párrafo introductorio, pues revela al posible lector mexicano el peso que el novelista nigeriano tiene en el mundo:

“Mientras Nelson Mandela transcurría 27 años en prisión, encontró consuelo y fortaleza [...] en un escritor en cuya compañía “los muros de la prisión se derrumbaron”. Para Mandela, la grandeza de Chinua Achebe [...] radica en que “insertó al Africa en el mundo” sin perder sus raíces africanas. Al tiempo que el nigeriano Achebe utilizaba la pluma para liberar al continente de su pasado, dijo el ex presidente sudafricano, “ambos, en nuestras circunstancias particulares y en el contexto de la dominación blanca del continente, nos convertimos en luchadores por la libertad”.

No es sencillo capturar en unas pocas cuartillas el perfil de un creador. En el caso de escritores africanos como Achebe la complejidad se acentúa por el escaso conocimiento que tenemos de su obra, con si acaso dos títulos en español. Fuera de Senghor y los premios Nóbel Gordimer, Soyinka y Coetzee, poco nos dicen nombres como Mohamed Dib, Amos Totuola, Rui Knpfli, José Craveirinha, Mongo Beti, Peter Abrahams, Ferdinand Oyono, Kofi Awoonor, Gabriel Okara, William Conton, Agostinho Neto o Shaaban Robert, por mencionar algunos de entre la pléyade de autores originarios del continente que Conrad llamara “negro”.

(Recuerdo que durante el régimen de Luis Echeverría visitó México el presidente de Tanzania, Julius Kambarage Nyerere. Venía de una asamblea de la ONU en Nueva York y llegó en el vuelo regular de Aeroméxico, en clase turista. Los reporteros de aquel entonces, como los de hoy, no pasamos de los lugares comunes en la conferencia de prensa. A nadie le dio curiosidad por saber más de este maestro de primaria que construyó el único país africano con una lengua oficial nativa ¡y que tradujo al swahili las obras de William Shakespeare!)

Achebe nació el 16 de noviembre de 1930 en Ogidi, al sur de Nigeria en la ribera del Níger, en el seno de la más importante tribu de esa parte del mundo, los ibo. Fue el quinto de cinco hermanos hijos de un misionero cristiano que creía en la educación moderna y mandó a su prole a escuelas coloniales británicas al mismo tiempo que convivía con familiares que ofrecían sacrificio a los dioses antiguos. Ese encuentro de mundos -por no decir colisión- es la sustancia de la primer novela de Achebe, “Things Fall Apart”, aparecida en 1958. El libro “describe los efectos en la sociedad ibo de la llegada de los colonizadores y misioneros europeos a finales del siglo XIX. [Sus] novelas siguientes [...] No Longer at Ease (1960), Arrow of God (1964), A Man of the People (1966) y Anthills of the Savannah (1987) están situadas en Africa y describen las luchas del pueblo africano para liberarse de la influencia política europea”, nos dice la Encarta.

Según los críticos, Todo se desmorona, aparecida poco antes de la independencia de Nigeria cuando Achebe tenía 28 años, impulsó “la reconsideración de la literatura en el mundo de lengua inglesa” y, de acuerdo a Wole Solyinka, fue la primera novela en inglés que habla desde el interior de un personaje africano más que presentarlo [en el contexto] exótico en que lo ubicarían los blancos”. De esta novela se han publicado más de diez millones de ejemplares en 45 idiomas incluido el español (Todo se derrumba,1986, y Todo se desmorona, 1998), lo que la convierte en una de las más leídas del siglo XX.

Otro Nóbel, la norteamericana Toni Morrison, confesó que Achebe fue el responsable de su romance con la literatura africana y una influencia seminal en sus inicios literarios. “Vivía su mundo de una manera diferente a la mía [...] insistiendo en escribir fuera de la visión de los blancos, no en contra de ella [...]. Su valor y su generosidad permean su obra... y es difícil describir la devastación y el mal de tal forma que el texto en sí no sea maligno o devastador”.

Muy joven, Achua decidió escribir en inglés y no en ibo, pese a que los tiempos en Nigeria eran de rebelión y lucha anticolonial. “Fue parte de la lógica de mi situación”, diría a Maya Jaggi en el 2000, “enfrentar las historias que se escribían sobre nosotros en el mismo idioma. Escribir en inglés es una decisión dolorosa, pero no asume uno un idioma para castigarlo: ese idioma se convierte en parte de uno. Y tampoco se puede utilizar un idioma a distancia. Se insertan el inglés y el ibo en una misma conversación, como lo son en mi vida diaria, y ello es fascinante”.

La literatura africana escrita, lo mismo que una parte de la mexicana, está en deuda con la literatura oral “que adopta formas muy diversas. Los proverbios y las adivinanzas transmiten códigos de conducta y a menudo reflejan la cultura del habitante [...] mientras que los mitos y las leyendas ponen de manifiesto la creencia en lo sobrenatural, además de explicar los orígenes y el desarrollo de los estados, clanes y otras organizaciones sociales de importancia”.

Desde que quedó paralítico en un accidente de auto en Nigeria, Chinua Achebe vive en Nueva York en donde escribe y enseña en el Bard College. Hace siete años publicó el volumen de ensayos Hogar y exilio, en el que nos lleva de la mano por una tierra de recuerdos que a los sentidos de un mexicano resulta un paisaje extrañamente familiar, una suerte de déjà vu espiritual y literario que podría revelarse, por ejemplo, en un pasaje de Azuela o, mejor, de Rulfo.

En aquel pequeño gran volumen recuerda cómo en las conversaciones familiares en el patio del hogar paterno en Ogidi y en la plaza del pueblo abrevó la historia de los suyos. Ahí supo, por ejemplo, que en tiempos antiguos, los habitantes de uno de los pueblos vecinos,

“[Llegaron de otras tierras] y pidieron permiso para establecerse ahí. En aquellos tiempos había espacio suficiente y los de Ogidi dieron la bienvenida a los recién llegados, quienes poco después presentaron una segunda y sorprendente solicitud: que les enseñaran a adorar a los dioses de Ogidi. ¿Qué había sucedido con sus propios dioses? Los de Ogidi al principio se asombraron, pero finalmente decidieron que alguien que solicita en préstamo un dios ajeno debe tener una historia terrible que es mejor no conocer. Así que presentaron a los recién llegados con dos de las deidades de Ogidi, Udo y Ogwugwu, con la condición de que los recién llegados no debían llamarlas así, sino Hijo de Udo, e Hija de Ogwugwu... ¡para evitar cualquier confusión!”

¿No tiene un timbre familiar esta leyenda? Algún lector podría encontrar en ella ecos del realismo mágico latinoamericano y seguramente tendría razón, pues ¿de dónde si no del Africa llega al Caribe esa carga imaginaria que nutre las novelas de Carpentier o de García Márquez?

El profundo sentimiento religioso de la nación ibo pudo haber sido la semilla para que abrazaran el cristianismo, pues según apunta Achebe, “quizá la sola audacia de que un extraño se trasladase miles de kilómetros desde su tierra para decirles que estaban adorando a dioses falsos pudo haberlos dejado con la boca abierta de asombro... ¡y propiciado su pronta conversión!”

Insisto en que no es fácil aprehender en su totalidad el sentido de una literatura de alguien que vivió en carne propia hasta hace poco bajo el manto del “colonialismo civilizador” y tenía un pasaporte en donde se le describía como “persona bajo la protección británica”. Después de todo nosotros los mexicanos sabemos de nuestra propia colonia por los libros de historia... si bien vivimos hoy un colonizaje digamos, sutil, aunque altamente eficaz, cuyo análisis no viene al caso aquí y ahora.

Achebe fue un ciudadano del Imperio y el Imperio es su principal referencia literaria. Colonos y colonizados, dice, nunca ven al mundo bajo la misma luz. “Por ello, los ingleses pueden presumir que tuvieron el primer imperio en la historia en el que nunca se ponía el sol, a lo cual un indio podría responder: sí, ¡porque Dios no confía de un inglés en la oscuridad!”

A los 27 años Chinua viaja a Inglaterra para estudiar en la BBC y en Londres, a bordo de un taxi con su hermano, se enfrenta a lo nunca visto:

“Tuve mi primera experiencia de ser conducido por un chofer blanco. Hice una nota mental de este insólito hecho y no dije nada. Pero Londres no había acabado conmigo y procedió a desvelar una visión aún más increíble. En un embotellamiento vi a un hombre blanco en ropa de trabajo sucia que rellenaba unos baches con asfalto caliente. Y entonces tuve que hablar con mi hermano, en nuestro idioma secreto para que el chofer no entendiera. Y mi hermano, al parecer inoculado contra tales maravillas, se burló de mi sorpresa y dijo: “Si [ese hombre] viajara mañana a Nigeria lo llamarían Director de Obras”.

Un rasgo que Achebe comparte con muchos creadores africanos fue su activa participación en los asuntos políticos y sociales de su país. Quizá no figure como ficha en su currículo, pero Achebe es un defensor del África, un escritor que lucha contra los estereotipos con que el hombre blanco ha etiquetado al continente y cuyas opiniones provocan dispepsia en la intelectualidad no negra, como su famosa conferencia de 1977 sobre Conrad en la que sostuvo, con abundante documentación y brillantes argumentos, que el autor de El corazón de las tinieblas fue un racista redondo y redomado, opinión ciertamente controvertida, que provocó que uno de los distinguidos profesores entre el público exclamara: “¡Cómo se atreve usted!” antes de abandonar ruidosamente el auditorio.

Tiene razón Achebe, pues, cuando se ve a sí mismo como un misionero en reversa, uno más de la pléyade de los contraescritores del Imperio.

jueves, 18 de octubre de 2007

El Volcán "Solitario"


Columna "Juego de Ojos"
Por Miguel Angel Sánchez de Armas
Xalapa, Veracruz, México.


En este mes de octubre la República de las Letras recuerda a uno de sus hijos predilectos. Dulces notas anunciarán los fastos que Calíope y Terpsícore habrán de regir en honor de la memoria de Ezra Pound en el 122 aniversario de su nacimiento. Es de esperar que en los cuatro rincones de la tierra -y en particular en la Atenas del Golfo, en donde, como todo mundo sabe, la poesía es parte de la vida diaria- jóvenes y viejos, e incluso periodistas y políticos, esparzan al aire la cadencia de Los Cantos, como anuncio de la derrota de Hugh Selwyn Mauberley. Mas si ése no fuera el caso, JdO ofrece, desde la modestia de su espacio, un recuerdo del Gran Poeta. He aquí lo que ya anteriormente publiqué:

“Hay a orillas del río Potomac un encantador conjunto de edificios de ladrillo rojo que en los atardeceres resplandece con los últimos rayos del sol y, si el viajero se aproxima desde Arlington, ofrece la extraordinaria visión de una brasa enmarcada en el rosa pálido de las flores de cerezo que en la primavera adornan a Washington.

“Se trata del hospital Saint Elizabeth, un manicomio fundado en 1855 que además de miles de huéspedes legítimos ha dado hospitalidad a otros, digamos, menos ortodoxos. Por ejemplo los “marielitos”, declarados sicópatas cuando, asustados y monolingües, llegaron a la tierra de su sueño después de abandonar su patria con riesgo de la vida. Y alguno que otro diferente... como Ezra Pound, quizá el mayor poeta en lengua inglesa del siglo XX.

“Permítame el lector que lo ponga al corriente: Ezra Loomis Pound nació el 30 de octubre de 1885 en Hailey, Idaho, y se crió en Wyncote, Filadelfia. Asistió a la Universidad de Pennsylvania y al Hamilton College. Muy joven viajó a Europa en donde ejerció el periodismo. Su primer libro fue publicado en Venecia en 1908, y durante su vida publicó más de noventa volúmenes de poesía, crítica y traducciones –sobre todo traducciones de poesía.

“Era un hombre de pensamiento independiente y crítico que estaba en contra de la intervención de su país en Alemania durante la segunda guerra, y así lo dijo en una serie de programas radiofónicos, francamente fascistas, transmitidos desde la Italia del Duce -en uno sugirió que debía emprenderse un pogromo contra los judíos- así que al fin del conflicto fue arrestado y el ejército lo tuvo seis meses encerrado en una jaula hecha de tiras de acero, con un foco permanentemente encendido, una cubeta en vez de wc y dos sábanas. Después lo declararon peligroso y loco y lo confinaron en Saint Elizabeth durante 14 años. ¿Hay alguna diferencia con el Archipiélago Gulag de Solyenitzin? Si esto padeció uno de los más altos poetas en lengua inglesa, ¿qué podían haber esperado los infelices prisioneros de Abu Dabi, que ni poetas, ni norteamericanos, vaya, ni cristianos eran?

“A Pound se le ha llamado el “poeta de poetas”, responsable de la definición de la estética poética modernista y la promulgación del imaginismo, escuela cuya técnica sigue la propuesta de la creación clásica china y japonesa que pone énfasis en la claridad, la precisión y la economía del lenguaje para “componer en la secuencia de la frase musical y no del metrónomo”.

Ernest Fenollosa recuerda que como ensayista “Pound escribió sobre todo acerca de la poesía. A partir de mediados de los veinte se propuso examinar cómo los sistemas económicos promueven o aniquilan a la cultura. Pound tenía la esperanza de que el fascismo pudiera organizar una sociedad en la que la cultura floreciera. Sostenía que la poesía no es un ‘entretenimiento’, y como elitista que era no tenía aprecio por el lector común. Pound consideraba que la cultura de Estados Unidos estaba aislada de las tradiciones que sustentan el arte y caracterizó a Walt Whitman como una píldora extremadamente nauseabunda”.

“El 3 de febrero del 1909, Pound escribe a William Carlos Williams desde Londres: ‘Estoy a punto de caer en el centro de la turba que hace las cosas aquí.’ Por esa época conoce a Olivia Shakespear, amante de Yeats, a quien Pound admiraba por encima de todos los poetas del momento. Fue gracias a ella que Pound llegó a las habitaciones del bardo irlandés, en el 18 Woburn Buildings. Allí Yeats dirigía, todos los lunes, un salón en que se reunían algunos escritores -pero en general, sus admiradores. A comienzos de 1910 llegan a Pound rumores de que Yeats comienza a hablar bien de él. Le llega una frase de Yeats, que notifica a sus padres: No hay una generación de poetas jóvenes. Ezra Pound es un volcán solitario.

“Donald Hall entrevistó a Pound para The Paris Review en 1960. La entrevista es larga y erudita y en ella Pound propone interesantes consideraciones sobre la estética de la creación y revela detalles de su sistema artístico. Sus respuestas me confirman que tanto para las artes como para el trabajo no creativo, es decir, el que cotidianamente desempeñamos la mayoría de los mortales, la disciplina, la constancia y el estudio son fundamentales:

“-Cree usted que el verso libre es una forma particularmente norteamericana?

“-A mi me gusta el apotegma de Eliot: ‘Ningún verso es libre para el hombre que quiere hacer un buen trabajo’.

Pound y Hall se encontraron en Roma a principios de marzo en el apartamento de Ugo Dadone: “El autor de la entrevista se sentó en una gran silla mientras Pound se desplazaba, intranquilo, de otra silla a un sofá y de nueva cuenta a la silla. Las pertenencias de Pound en la habitación consistían en dos maletas y tres libros: la edición de los Cantos publicada por la casa Faber, un Confucio y la edición de Chaucer hecha por Robinson, que Pound estaba releyendo.”

“La obra poética capital de Pound, The Cantos, empezó a aparecer en 1917 [...] Sus poemas más breves fueron recogidos en Personae (1926, edición aumentada 1950). Love Poems of Ancient Egypt, una traducción, fue publicada en 1962, y From Confucius to Cummings, una antología de poesía compilada por Pound y Marcella Spann, en 1963.

“Aldo Mazzuhelli nos obsequia un sensacional recuerdo del poeta:

“En el año 1961, a los 76 años de edad, después de, entre otras cosas, haber estado un mes expuesto al clima en una jaula de acero pesado, haber descubierto y promovido a unas diez de las principales figuras de la literatura de este siglo, no haber poseído nada que no se pudiera guardar en dos valijas de viaje, haber convivido con dos mujeres a la vez durante décadas, haber pasado 14 años encerrado en un manicomio, haber tratado de cambiar las ideas económicas de Roosevelt y de Mussolini, haberse comido dos tulipanes de los adornos de la mesa de una cena para llamar más la atención que William Butler Yeats, haber cambiado -tal vez inventado- la poesía del siglo XX, haber fracasado esplendorosamente en su propósito de escribir una nueva Divina Comedia, y haber retado a duelo en Londres en 1912 a un rival poético -quien le propuso, al elegir las armas, que se bombardearan mutuamente con los ejemplares no vendidos de sus respectivas obras en verso-, Ezra Pound estaba profundamente deprimido. Le dijo a un visitante, de los que ya por esa época iban a contemplar a la leyenda viviente: soy un hombre reducido a fragmentos”.

Termino con dos sonetos de Pound en versión de Javier Calvo:

El desván
Ven, apiadémonos de los que tienen más fortuna que nosotros. / Ven, amiga, y recuerda / que los ricos tienen mayordomos en vez de amigos, / y nosotros tenemos amigos en vez de mayordomos. / Ven, apiadémonos de los casados y de los solteros. / La aurora entra con sus pies diminutos / como una dorada Pavlova, / y yo estoy cerca de mi deseo. / Nada hay en la vida que sea mejor / que esta hora de limpia frescura, / la hora de despertarnos juntos.

Un pacto


Haré un pacto contigo, Walt Whitman- / Te he detestado ya bastante. / Vengo a ti como un niño crecido / Que ha tenido un papá testarudo; / Ya tengo edad de hacer amigos. / Fuiste tú el que cortaste la madera, / ya es tiempo ahora de labrar. / Tenemos la misma savia y la misma raíz- / Haya comercio, pues, entre nosotros.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Encuentros cercanos: Calderón y el cine

Reportaje de Columba Vértiz De La Fuente
Revista Proceso
Ciudad de México


Los que no somos Hollywood enmudecieron ante la versión al estilo Cazafantasmas en Morelia que protagonizó Felipe Calderón –cual truco del mejor David Copperfield en la capital michoacana, en donde se “materializó” de improviso– para dar banderazo al V Festival Internacional de Cine. La comunidad cinematográfica, tras salir de su asombro en el teatro Morelos, le demandó proteger al séptimo arte, a lo que respondió con tres palabras mágicas: “Recibirán la atención”.

MORELIA, MICH.- Lo novedoso y sorpresivo del V Festival Internacional de Cine de esta ciudad fue que el presidente Felipe Calderón lo inaugurara y prometiera que, durante su administración, él dará continuidad al artículo 226 del Impuesto Sobre la Renta (ISR) y que las políticas de fomento al cine “recibirán la atención”.

Antes, en la misma ceremonia, Elisa Miller, ganadora de la pasada edición de este encuentro por su corto Ver llover, con el que también obtuvo la Palma de Oro en la edición pasada de Cannes, y alumna del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), alzó la voz ante el Ejecutivo con recomendaciones:

“… El cine es de vital importancia para un país y por lo mismo se tiene que producir más cine mexicano. Sin embargo, los apoyos no sólo pueden ser para la producción, también para la exhibición, la distribución y que en México se vea lo que los realizadores estamos haciendo. De esta manera los cineastas nos quedaremos en el país a seguir filmando.

“Este corto (Ver llover) fue producido por el CCC, escuela en la que aún soy estudiante. Ahí me formé y me siento muy afortunada de ser alumna. Como escolares hemos tenido miedo a desaparecer, como fue la propuesta del gobierno federal en 2003. Creo que tanto alumnos como egresados de este centro hemos demostrado con reconocimientos internacionales que el CCC es un semillero y formador de cineastas. Por eso, ¡larga vida al CCC y a las otras escuelas de cine!...”

Y tras la arenga, una pedrada:

“Creo también que lo que libera al hombre son las ideas y la creación artística, no la fuerza ni la represión.”

Houdini nos vigila

Nadie esperaba que en la inauguración se entonaran las notas del Himno Nacional y menos que paralelamente apareciera el Ejecutivo en el teatro Morelos.

Calderón hizo la visita al estado en el marco de la campaña para las elecciones a gobernador de Michoacán. Incluso, el PRD interpuso el pasado martes 9 de este mes una queja administrativa ante el Instituto Electoral de Michoacán en contra de la difusión de apoyos para obra pública que realizó el presidente de México durante su estancia en tierras michoacanas.

Según ese partido, dichas acciones están enfocadas a beneficiar al candidato panista, Salvador López Orduña, además de que están prohibidas en el marco jurídico.

Quien no se veía tan impactado por la escena mágica como si conociera el script fue Alejandro Ramírez Magaña, presidente del festival de cine y dueño de Cinépolis, para quien la presencia de Calderón no politiza al festival por no hallarse en la inau-

guración los candidatos para gobernadores de Michoacán:

“Fue un evento muy amable... Todo mundo habló lo que quiso, como Miller, el gobernador Lázaro Cárdenas Batel y yo. Así es como tiene que ser una convivencia democrática, civilizada, cívica. Y compartimos una película juntos.” (El orfanato, de Juan Antonio Bayona.)

–Según Luis Mandoki, usted dijo al director de Warner Bros México que no proyectaría en sus salas su largometraje porque hablaba mal de su amigo, el presidente Felipe Calderón…

Ramírez Magaña explota:

–¡Eso es una mentira vil!, ya lo aclaramos en su momento. Me difamaron. Me molestó mucho. Yo jamás dije eso. Lo puedo asegurar frente a ellos. ¡Que venga el presidente no tiene nada que ver con eso! Llegó a un evento que el gobierno federal está apoyando. Tiene todo su derecho a asistir y nosotros todo el derecho de invitarlo y que respalde al cine, la cultura y el arte.

Ser o no ser…

Por su parte, el gobernador, Lázaro Cárdenas Batel, como vicepresidente del festival, destaca que es un encuentro “que ya tiene vida propia” y ya no depende de vaivenes políticos de los que “hemos querido mantenerlo alejado, no siempre lo hemos logrado, pero, bueno…”.

–Hablando de vaivenes políticos, ¿qué piensa de la inesperada presencia de Calderón en el festival?

–No hablé con él, supongo que vino porque es su ciudad natal... Es un momento difícil en el que hay cuestionamiento a su legitimidad por parte de un sector de la sociedad, pero por otro lado hay una realidad también: es quien ejerce el presupuesto, quien designa al presidente del Conaculta y a la directora de Imcine. Nosotros no hemos querido entrar en una discusión política acerca de si es o si no es, eso se lo dejamos al público, el cual sabrá cómo recibe esto…

Y, sin embargo, agrega:

“Es, sin duda, singular que un presidente inaugure un festival. A mí me sorprende su interés. Ojalá signifique el inicio no del gobierno, sino del Estado, a un mayor apoyo para las manifestaciones culturales de derecha, de la izquierda, del gobierno, la iniciativa privada o de quien sea, es bienvenido. Luego podemos tener todas las diferencias ideológicas.”

Pero eso sí, concluye Cárdenas, “fuera del cine”.

Daniela Michel, directora general del festival, expresa que Calderón quería darle un mensaje a la comunidad cinematográfica, que no le había dado, de seguir apoyando al cine nacional.

Por su parte, Marina Stavenhagen, en calidad de titular del Imcine, expresa que fue la primera vez en muchísimos años que un mandatario de la República asiste, no ya a un festival, sino a un acto cinematográfico y le dedica tantos minutos a un discurso al cine y a lo que su gobierno le parece estratégico e interesante del séptimo arte.

–Mencionó que dará continuidad al artículo 226, pero hace unas semanas se coartó el uso del 226 a la gente o empresas que quieren invertir en cine. ¿Qué opina?

–Nos preocupa que el estímulo fiscal, a pocos meses de haberse instaurado y echado a andar de alguna manera (este año simplemente ha beneficiado ya 50 proyectos, por decir algo), de pronto se vea puesto en riesgo por la entrada en vigor del nuevo impuesto. Por lo que entendí, las palabras del presidente fueron de respaldo a la consolidación y a la presencia de ese estímulo. Habrá que ver cuáles son los mecanismos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para que se mantenga. Yo estoy optimista… No se trata de que desaparezca el estímulo.

Magazos

Los directores Alfonso Cuarón y Alejandro González Iñárritu también hicieron acto de presencia. En conferencia de prensa, el segundo comentó, cuando se le preguntó sobre lo dicho por Calderón, que el país está “secuestrado por la discordia”. Y con humor negro abundó:

“La crítica, las acusaciones, se han convertido en deporte nacional... La gente ya no habla de política, habla de políticos. Es una vergüenza ver estos debates personales y estos pantanos burocráticos que de alguna forma muchos artistas o seudoartistas utilizan para justificar sus propias mediocridades.

“Cuando alguien tenga una piedra, que la esculpa aunque sea con los pinches dientes; el que tenga una historia, que la apunte con una pinche pluma de un peso y un cuaderno, y el que tenga algo qué decir, que lo diga a gritos, pero estarme justificando de que la chiche del gobierno no me está llegando a mí y que por ello no hago nada, que por eso soy un desempleado, no…”

Muestra el botón:

“Ahí está el caso de Jonás Cuarón, filmó con una cámara y 70 mil pesos su historia Año uña y anda viajando a festivales. Ejemplo de cómo alguien puede dejarse de pendejadas o estar culpando al gobierno: ‘¡Ay, es que el Imcine no me dio esto, y es que el artículo 226!’.”

Cuarón, a su vez, considera que “debe existir una responsabilidad cultural de parte del Estado, pero su final empareja con la misma resolución de González Iñárritu, pues “ahora es responsabilidad de los cineastas y creadores encontrar nuevos modelos”.

A Pablo Cruz, de Canana, que estuvo con Gael García Bernal (quien presentó su ópera prima Déficit) en la inauguración, le parece bien que Calderón asista, sólo que existen asuntos “más importantes que atender” para aliviar las entrañas sociales del país:

“Necesitamos que distribuidores, exhibidores y todo mundo se meta a la lucha, ¡pero la prioridad del país es otra…! Primero queremos un país más justo o que tenga algún tipo de justicia. ¿Cómo hablamos de hacer cine cuando pululan pederastas caminando libremente por nuestras calles y van apoyados por algún gobernador?”

Otros invitados fueron: Carlos Reygadas, el brasileño Héctor Babenco, el británico Stephen Frears, el estadunidense Arthur Penn, el francés Bertrand Tavernier.

Así fue que el festival, tras la sorpresiva visita presidencial, sorprendió a su vez al cumplir con su dosis de nuevas fantasías y estrenar la apertura de una sección reciente, dedicada a la competencia entre largometrajes mexicanos, cuyo cartel se integró así: Cochochi, de Israel Cárdenas y Laura Amelia Guzmán; ¿Dónde están sus historias?, de Nicolás Pereda; Cumbia callera, de René U. Villarreal; Quemar las naves, de Francisco Franco; Todos los días son tuyos, de José Luis Gutiérrez, y La zona, de Rodrigo Plá.

Indígenas, Acteal…

Además, se efectuó el Foro de los Pueblos Indígenas, donde realizadores indígenas expusieron sus trabajos. El purépecha Pavel Rodríguez expuso a Proceso la necesidad de que se escuche esa voz y ese pensamiento.

A casi 10 años de la matanza de Acteal, Chiapas, el sueco Nick Higgins estrenó su documental Camino a una masacre, donde se recuerda el asesinato a 45 residentes indígenas por grupos paramilitares, para lo cual entrevistó a los sobrevivientes.

En la cinta resalta el que los indígenas eran miembros de la organización pacífica Las Abejas y no zapatistas ni pertenecían a partido político alguno. Higgins denunció que demasiado pronto se frenó cualquier investigación sobre las muertes, por lo que él, cuando realizaba su doctorado en Chiapas, acudió a Acteal una semana después de la matanza para conducir entrevistas, pero se sintió muy mal “porque había mucho dolor entre la gente” y pensó que lo único que podría hacer era narrar la historia de esa matanza, aunque en esos días la información no estaba nada clara:

“Acabé mi doctorado y escribí un libro, Understanding the Chiapas (Para entender Chiapas), publicado por la Universidad de Texas ,y le dediqué a Acteal sólo dos párrafos. Así que cargaba una deuda y regresé en 2001 para empezar el documental; sin ser yo documentalista… quería contar los sucesos a un público más amplio, no únicamente de México, sino en el extranjero. Como no tenía suficiente dinero volví cada año, en total lo hice en cinco años para grabar, hasta que lo terminé.”

A Alfredo Gómez Hernández, secretario general de la mesa directiva de Las Abejas, el documental lo asombró en el pensamiento de que “recuerdo todo lo que sucedió en Acteal y aún me llena de tristeza”. El realizador escandinavo planea proyectarlo en el lugar de los sucesos exactamente el 22 de diciembre próximo.

A José Alfredo Jiménez, oriundo de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, Renew Media le otorgó un reconocimiento en metálico de 10 mil dólares para la filmación de su proyecto en video Acteal, 10 años de impunidad ¿y cuántos más?

martes, 16 de octubre de 2007

Incertidumbre y zozobra


Columna "Rotafolio"
Por Javier Corral Jurado
Chihuahua, México


En la 49 asamblea anual de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión, tanto el Presidente como los secretarios de Comunicaciones y de Gobernación se refirieron a diversas preocupaciones que rondan en ese sector. Los funcionarios expresaron las propias en torno del tema de los contenidos de la radiodifusión, y se hicieron eco de las que, según se dijo, tienen en la “incertidumbre y zozobra” a los concesionarios por el futuro de los refrendos.

“No es que el Estado imponga esquemas en la programación, sino que los propios medios desarrollen una programación más enriquecedora”, dijo Luis Téllez. “La apuesta por contar con ciudadanos mejor enterados y, por tanto, más participativos, nos debe motivar a fomentar contenidos de mayor calidad y la difusión de información veraz y objetiva”, sostuvo Francisco Ramírez Acuña.

El presidente Calderón selló el exhorto: “Hago un llamado muy respetuoso a fin de que todos quienes participan en la radio y la tv asuman el papel que les confiere ser concesionarios y permisionarios de un servicio de interés público y de carácter social. Y ello va más allá del entretenimiento o las notas de alto impacto; es parte de la cultura cívica, de la articulación y formación de valores entre las mexicanas y los mexicanos, particularmente entre los más jóvenes; la generación de una conciencia colectiva que nos lleve más rápidamente a mejores estándares de desarrollo, responsabilidad, democracia y bienestar”.

Si bien los contenidos son una preocupación social extendida y la tendencia hacia lo peor de la programación televisiva provoca pensar en mayores regulaciones legales a las existentes, la frágil línea que separa el ejercicio responsable de la libertad con mecanismos de control aconseja un verdadero esfuerzo de autorregulación por parte de los concesionarios y el mayor fomento de la competencia por parte del Estado.

Más que de contenidos, el de la radio y la tv mexicana es un problema de competencia económica. Lo que hay que mejorar es el esquema de distribución de las frecuencias y asegurar un modelo de convergencia tecnológica que posibilite una oferta comunicacional más amplia. La concentración atenta contra el ejercicio de las libertades de expresión e información, y erosiona los contenidos de la programación, al no tenerse otros referentes de la calidad posible en la producción para medios electrónicos.

En un esquema como el nuestro, en el que una sola empresa acapara tres de las cuatro plataformas de transmisión de contenidos en tv (espectro, satélite y cable), las consecuencias para la pluralidad y el ejercicio periodístico son desastrosas. Los comunicadores pierden autonomía y libertad por el entramado de los intereses de sus patrones no sólo en defensa de sus propios negocios, sino a través de la lógica de complicidad con el statu quo, que reduce el ámbito de la crítica y termina ciñéndolos a sus instrucciones.

Ahí está el ejemplo reciente de la forma en que varios de ellos fueron llevados a la audiencia con las comisiones del Senado que dictaminaron la reforma constitucional en materia electoral, y el triste papel que jugaron en demérito de sus trayectorias profesionales. En una mayor competencia los comunicadores resguardarán más su compromiso ético y dignidad, al no estar a expensas de unos cuantos para poder ejercer su vocación.

Lo que verdaderamente resultó impropio en las alocuciones oficiales fue el manejo del tema de los refrendos. Quizá para desprender los aplausos que recibieron en el momento, el secretario Téllez y el presidente Calderón ofrecieron buscar ratificarles sus concesiones y perdieron de vista que será el proceso legislativo ya puesto en marcha para una nueva legislación de medios donde se desarrollen los criterios expresados en la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y cómo debe entenderse el derecho preferente sobre terceros.

El secretario, que expresó no reconocer la existencia de monopolios en radio y tv, tampoco parece reconocer la resolución de la Corte sobre la inconstitucionalidad del refrendo automático, pues en el tono más obsequioso posible les aseguró: “Contarán por supuesto con todo mi apoyo para el mismo”.

Aunque el Presidente tuvo más cuidado en señalar que ese procedimiento debe darse en el marco de la ley, incurrió en un error al instruir a Téllez “para que junto con la CIRT defina el mejor camino para quienes buscan la renovación de sus concesiones, y estaremos atentos a que lo hagan a partir del cumplimiento de la ley y de su compromiso con nuestro México”. En todo caso deberá ponerse de acuerdo con el Senado, que trabaja en la formulación de esa ruta.

No hay duda de que el refrendo vuelve al trámite original, y que en él se podrá dar preferencia al actual concesionario, pero no será la buena o mala disposición de un secretario o un presidente lo que prevalezca en esa decisión, sino que como dice la SCJN: “Para que el refrendo de una concesión y la preferencia que se otorgue a su titular resulten apegados a la Ley Suprema, es menester que el titular de la concesión, al término de la misma, compita nuevamente, en igualdad de circunstancias, con otros interesados... Así, la preferencia para el concesionario con motivo del refrendo sólo implica que se le prefiera cuando se presente un equilibrio total o una igualdad absoluta entre varios interesados en cuanto a su idoneidad y al cumplimiento de los requisitos exigidos para el otorgamiento de la concesión, lo que, por tratarse de facultades regladas, tendrá que fundarse y motivarse debidamente”.

lunes, 15 de octubre de 2007

Los nuevos tiempos

Editorial de El Ágora
Por Alfonso Villalobos
Chihuahua, México


Montado a caballo con una gran sonrisa y reflejando una tranquilidad que hace tiempo no se veía en su rostro, por lo menos en eventos públicos de Chihuahua Capital, el Gobernador José Reyes Baeza encabezó el desfile del Expogan el pasado jueves.

Reyes Baeza estuvo acompañando al Presidente de la Unión Ganadera Regional de Chihuahua, Fernando Pérez Pría, en el evento de apertura de la tradicional fiesta ganadera Expo Gan 2007, la cual, dicho sea de paso, regreso a las instalaciones de la Unión.

A diferencia de otras ocasiones en los últimos tres años, ahora hubo algo distinto; no estuvo el exacalde de Chihuahua, Juan Blanco, a un lado haciendo sombra; es más el nuevo Presidente Municipal, Carlos Borruel, ni siquiera estuvo presente durante el desfile, dejando todo el escenario al Sr. Gobernador, quien monto su brioso caballo retinto y circulo contento por las calles de Chihuahua.

Para nadie es un secreto que, a pesar de mantener una buena postura política que favoreció el desarrollo del Municipio, el Gobernador y el ex alcalde no llevaron una buena relación personal, situación que ocasiono roces en distintas ocasiones, sobre todo por el interés que ha mantenido Juan Blanco en ser Gobernador de Chihuahua y suceder a Reyes Baeza.

Juan Blanco se despidió el pasado martes por la puerta grande, siendo aplaudido durante su última aparición en público, en la ceremonia del cambio de poderes, realizada en el Centro de Convenciones, donde el público le entregó un sonoro aplauso.

Ahí estuvo también el Gobernador Reyes Baeza, el nuevo Presidente Carlos Borruel y el ex candidato priísta Alejandro Cano, quien también fue muy aplaudido cuando Borruel se dirigió a él y le garantizó su compromiso de sumar y restar, pero nunca dividir.

Alejandro Cano se vio bien, respondió a la mención del nuevo alcalde y se levanto para agradecer el aplauso del público.

En fin Blanco se ha ido, pero al parecer es temporal, ya que regresará para disputar la candidatura interna de su partido con el fin de llegar a la Gobernatura.

Su principal arma es el trabajo realizado, contra las armas de sus rivales políticos, quienes decidieron dejar pendientes sus cuentas públicas para buscar tomar revancha e inhabilitarlo públicamente dejándolo fuera de toda competencia.

Los que de plano están desconcertando a sus equipos son el alcalde Carlos Borruel y el Gobernador, José Reyes Baeza, quienes están llevando su luna de miel al límite, mientras los integrantes de su gabinete esperan el momento de tomar las armas.

Lo cierto es que Borruel y Reyes son amigos y al parecer no darán oportunidad de que haya discordia entre ellos, sobre todo para salir adelante en los difíciles años políticos que vienen. En fin la línea esta marcada.

El que se ha convertido en el hombre fuerte del municipio, es en definitiva el ex diputado y actual Secretario del Ayuntamiento, Guillermo Villalobos Madero.

Villalobos Madero es parte integral del equipo cercano a Borruel y además fue candidato a la Presidencia Municipal de Chihuahua en 1998, enfrentando en la contienda al entonces candidato priísta, José Reyes Baeza, quien al final salio con el triunfo.

Previo a esto Guillermo Villalobos, fue uno de los diputados más activos por parte del Partido Acción Nacional, durante el Gobierno de Francisco Barrio y después llegó a ser coordinador estatal en la campaña del ex presidente de México, Vicente Fox.

Por todo esto, pero sobre todo por su cercanía con el Alcalde y la experiencia que le aporta al Municipio, Guillermo Villalobos es considerado el hombre fuerte tras la figura del alcalde Carlos Borruel, quien tomó la determinación para garantizar que la experiencia de “Memo” Villalobos, le favorezca en un mejor desarrollo de su administración.

Otro Villalobos (y conste que no son parientes de un servidor), que anda bastante bien y consolida sus aspiraciones es Oscar, el Secretario de Desarrollo Municipal, quien cada vez más arrecia sus actividades para buscar la candidatura del PRI a la gobernatura del estado.

Oscar Villalobos ha tenido una interesante interacción con todos y cada uno de los presidentes municipales electos y ahora en activo; asimismo tuvo interacción con los regidores de cada uno de los municipios del estado y esto le ha permitido ir tejiendo su red de apoyos para el momento en que se decida el sistema de elección interna de candidatos priístas.

Si no sucede otra cosa, el deliciense, Oscar Villalobos, candidato favorito del Gobernador, José Reyes Baeza, enfrentará al juarense Héctor Murguia, candidato del grupo Atlacomulco, aunque este primero debe librar la cuenta pública, que al igual que a Juan Blanco, le dejaron pendientes los diputados para ejercer presión cuando llegue el momento.

Por todo esto en el PRI se dice que se esta planeando un verdadero choque de trenes, con las estructuras sobre ellos, ya que la división interna esta ocasionando problemas.

Por el momento el escenario de Oscar Villalobos es favorable en todo el sur del estado, con muchas simpatías en la capital.

En tanto Héctor Murguía tiene un verdadero capital en el norte y pudiera coalicionarse con Cesar Duarte, el fuerte del sector agrícola y campesino, para sacar adelante la elección con apoyos que provengan del noroeste y de la zona serrana, en caso de que sea un proceso abierto.

Dejando a un lado la política, hoy es importante felicitar a las autoridades, empezaré por el Gobierno del Estado, por la realización del Festival Internacional Chihuahua y la Vuelta Ciclista al Estado, la cuál motiva la integración familiar y eleva el ánimo de nuestros jóvenes.

En tanto al Municipio por su tradicional Festival de la Ciudad, el cuál ha concentrado a miles de personas en el Palomar, generando también una adecuada y sana convivencia familiar.

jueves, 11 de octubre de 2007

El “escándalo” en los medios

Columna "Juego de Ojos"
Por Miguel Ángel Sánchez de Armas
Xalapa, Veracruz, México.


John B. Thompson pertenece a una generación de jóvenes sociólogos que en años recientes ha refrescado el estudio de los medios y la comunicación con la relectura y el reexamen de teóricos y escuelas tradicionales, y ha generado propuestas que llevan a terrenos que el establishment académico evitaría con un dejo de disgusto.

Tal sería el caso de su teoría del “escándalo” en los medios.
Como ejemplo de lo que me parece una saludable relectura de los clásicos cito un fragmento de “La teoría de la esfera pública, publicado en el número 10 de Voces y culturas (Barcelona: 1996):

“Si se relee hoy la versión de Habermas sobre los cambios que han ocurrido durante los dos últimos siglos, se encontrarán muchos pormenores discutibles y algún material empírico que actualmente está muy anticuado. Pero el asunto importante es si Habermas hizo bien en interpretar extensamente estos cambios en el modo en que lo hizo -como una indicación de que la esfera pública de debate de los ciudadanos se había disuelto en un mundo fragmentado de consumidores cautivados por los espectáculos que despliegan ante ellos los medios de comunicación y manipulados por las técnicas de estos medios. ¿Tiene alguna solidez esta interpretación y, más específicamente, la tesis de la refeudalización de la esfera pública? Lo dudo.

Ciertamente, esta visión tiene prima facie alguna plausibilidad. Tan sólo basta con ver por televisión unos pocos espacios electorales para advertir hasta qué punto la conducción de la política ha devenido inseparable de la actividad de dirección de las relaciones públicas. Pero si incidimos más allá del nivel de observaciones iniciales, es evidente que hay deficiencias serias en la visión de Habermas”.

Thompson estuvo en Xalapa para hablar sobre el futuro del libro digital en la Feria del Libro de la UV. Gentilmente me abrió un espacio en su agenda para intercambiar puntos de vista sobre temas como el papel real que tienen los medios en la construcción de lo que llamamos “una sociedad democrática” y la verdadera naturaleza de la relación de los medios con la clase política (más que con el “Estado”, como propone la terminología clásica).

En una entrega anterior comenté la desazón que percibí entre periodistas y estudiosos norteamericanos de la comunicación por la orientación acrítica y, hay que decirlo, entreguista, de un segmento de los medios de su país respecto al conflicto en Medio Oriente. En México cada temporada electoral -en particular pero no exclusivamente- advertimos el comercio de favores entre la clase política y medios que abdican de su rol de controladores sociales para ponerse al servicio de un programa de partido.

La pregunta es si este abandono de principios impacta o no en la conducta de los electores en la manera en que la piensan sus estrategas. Mi propia percepción es que no es así, y que la verdadera consecuencia de este tráfico es la paulatina despolitización de crecientes sectores de la sociedad. Y si mi percepción es correcta, los políticos y los medios que comparten el negocio pagarán eventualmente un alto costo mientras que las “victorias” de hoy quedarán reducidas a episodios pírricos en un futuro muy próximo. Convendría que prominentes políticos de todos conocidos se vieran en el espejo de los Bartlett y los Muñoz Ledo que hoy no pueden escapar a su pasado por mucho que se maquillen con polvos “democráticos”.

A continuación, fragmentos de la conversación que tuve con el profesor Thompson:

SdA: La relación entre medios y lo político es cuestionada ampliamente…

JT: Los medios son un conjunto de organizaciones que opera con sus propias formas de competencia y recompensas, lo mismo que las instancias políticas, montadas en estructuras peculiares. Pero aunque ambos están diferenciados estructuralmente, sus campos se traslapan y la zona de traslapo entonces es la arena de mutua dependencia y de mutua sospecha.

Es dependencia mutua porque los políticos necesitan de los medios para circular sus mensajes entre los electores, mientras que los medios requieren de los contenidos que los políticos proveen. Pero al obedecer a dinámicas y lógicas distintas, con frecuencia entran en relaciones de conflicto y tensión. Tal dependencia mutua, montada en estructuras distintas e incluso normada por una actitud cínica entre las partes, frecuentemente los coloca en conflicto.

En este contexto, lo que llamamos “el auditorio”, es decir, el conjunto de ciudadanos comunes y corrientes, no es en realidad parte de ninguno de esos dos mundos, pero tiene en los medios, en gran medida, su fuente de información política.

Aunque se puede proponer que esta relación influye en la percepción que los ciudadanos tienen del mundo político y social, no es algo que se pueda dar por sentado. Se trata de fenómenos empíricos variables que deben ser analizados cuidadosamente. No creo que actitudes y conductas del electorado sean consecuencia mecánica de lo que los medios sirven y de lo que los políticos quieren promover. Es un proceso falible preñado de consecuencias impredecibles.

Ahora bien, la creciente disponibilidad de medios si bien otorga a los dirigentes un poder político y simbólico nunca antes visto, al mismo tiempo, en la medida en que no pueden controlar el proceso, los hace vulnerables de maneras que nunca se dieron en el pasado. Esto es lo que propongo con la “teoría del escándalo”: es la reacción y consecuencia, o el reverso del proceso, de los mecanismos utilizados por el poder político para intentar fijar la agenda de los electores.

En términos generales, pues, se trata de una dependencia recíproca y de sospecha mutua. En lo personal no creo que eso esté mal. Creo que es muy importante que las organizaciones informativas mantengan su independencia de los gobiernos y se vean a sí mismas como el cuarto poder, es decir, entidades que tienen en parte la responsabilidad de fincar responsabilidades a los gobiernos. Deben ser críticas de los gobiernos y desconfiadas del poder político. Es parte de su responsabilidad.

Ahora bien, siempre existe el peligro de que las cosas lleguen demasiado lejos y ese deber de supervisión se transforme en una conducta cínica. Algunos periodistas son tan profundamente cínicos y escépticos que en efecto contribuyen a crear un clima de desconfianza.

SdA: “Escándalo” es un término que puede prestarse a confusión. Supongo que aplicado a los medios tendría un sentido más bien bíblico.

JT: Utilizo el término ‘escándalo’ porque es una lente maravillosa para estudiar cómo los medios han transformado la naturaleza de la vida política desde por lo menos el siglo XVIII. El desarrollo de los medios ha impulsado un nuevo concepto de lo político. Al empatarse estructuras que operan cada cual con su propia lógica, se crean zonas comunes: los políticos utilizan el medio para hacerse escuchar pero el medio escapa a su control y un resultado puede ser la distorsión de ese mensaje.

SdeA: ¿La clase política ha tenido éxito en la manipulación de los medios?

JT: No tengo duda de que al interior de los gobiernos se derrochan energía y esfuerzos para ese fin. El gobierno de Tony Blair era famoso por los esfuerzos para evitar que los medios reportaran situaciones y hechos no favorables a su administración. Creo que los políticos intentan influir sobre los medios, pero no pueden controlarlos.

SdA: Parece una tarea fútil si tomamos en cuenta que la penetración de lo “noticioso” disminuye constantemente en tanto que el “entretenimiento” acapara los auditorios.

JT: No puedo dar una respuesta genérica. Me pregunto: ¿podrían los gobiernos dejar de intentarlo? No lo creo. Es una situación demasiado importante para que tomen una actitud de laissez faire, laissez passée ante los medios. Por otra parte, aunque algunas de las teorías del siglo pasado sobre la influencia de los medios en las prácticas electorales -como la de Lazarsfeld- mantienen cierta validez, hay sin duda factores de mayor peso en la determinación de tales conductas.

SdA: ¿Cuál es entonces el papel de los medios en la construcción de la democracia?

JT: Hay cambios, pero sería imprudente suponer que son exclusivos de nuestra era. Incluso en los siglos XVIII y XIX se dio una gran pluralidad con el surgimiento de diversas ofertas de medios impresos, así que no es correcta la suposición de que todo fue más sencillo en el tiempo pasado. Siempre han existido instancias de comunicación mediada y espacios en donde los actores políticos utilizaban a los medios como vehículo. Hoy, con la proliferación de medios y las nuevas tecnologías y las nuevas opciones que permiten a individuos generar y circular contenidos -como los blogs- se han generado nuevos perfiles de auditorio. Esto ha hecho más complejo el panorama, claro, pero me parece que más en lo cuantitativo que en lo cualitativo.

Es difícil aún saber si esto representará o no un reto considerable al papel de los medios tradicionales.


Miguel Angel Sánchez de Armas y John B. Thompson.