martes, 7 de agosto de 2007

Escrúpulos y ambiciones


Columna Más Análisis
Por Sergio Armando López Castillo
Chihuahua, México.


Dedicado a planear su próximo gobierno municipal (2007-2010), y a palomear a los pocos candidatos a funcionarios que le restan para completar su gabinete, el Alcalde Electo aparece lo menos posible en los reflectores públicos.

Mientras que el munícipe en funciones esté al frente del Ayuntamiento, hasta octubre de este año, Carlos Borruel tomó una determinación lógica, prudente y acertada: No entrar en la dinámica de la declaracionitis, ni en el vertedero de opiniones de sabelotodo, que otros políticos acostumbran.

Es decir, Carlos, sabiamente decidió quedarse al margen de actitudes protagónicas como la de su principal detractor ahora, Alejandro Cano Ricaud, por ejemplo. Este personaje que reapareció en la función pública, hizo todo lo contrario y más…

Hasta se dio el lujo de autonombrase aspirante al 2010 por la gubernatura. Cosa que cayó muy mal hacia el interior del PRI y del gabinete reyesbaecista. Muchos lo criticaron y con razón, por no ser pasmado y ecuánime y desbocarse.

Sus personeros y sus publicistas oficiosos. Ellos sí, faltos de escrúpulos y con ambiciones personalísimas, ya pretendían el poder municipal por tres años más, para seguir regenteando bares o cantinuchas y a la vez continuar prendidos de la ubre oficial, hasta renegaron de los señalamientos por la imprudencia cometida por Cano hace unos días.

Bien entonces por la conducta de contraste de Borruel Baquera, quien ni siquiera en el buscapiés que le lanzó el frustrado aspirante a edil Cano Ricaud, cuando dijo muy aplomado el señor: “Voy a ser el principal vigilante de que los compromisos que contrajo Borruel en la campaña, que son una copia de los que yo presenté a los chihuahuenses”, respondió.

Mucho menos en las otras polémicas como la pretendida inhabilitación de Juan Blanco Zaldívar, con la que quiso escandalizar el PRI en el Congreso del Estado, ha tomado parte y que saludable es eso.

Que sano que los políticos y futuros servidores públicos por los que votó recientemente la ciudadanía, tomaran ese tipo de probidades. Porque el dedicarse al trabajo, a la preparación, a la planeación y organización del devenir de la ciudad y del estado, debieran ser las premisas de todos ellos.

Y no andar dando madruguetes mediáticos con declaraciones sin ton ni son o envalentonados, o “reinventados”, casi amenazando con que regresarán y más malditos que como fueron… Qué es eso, sino una burda mascarada que pretende ocultar una serie de debilidades y ambiciones, que finalmente se topan con el sentimiento común de la gente que sabe apreciar cuando alguien le habla de frente, y rechaza a los que sólo la utilizan para escalar.

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