miércoles, 9 de enero de 2008

Carmen Aristegui


Columna "Cambio y Fuera"
Por Adriana Malvido
de Milenio Diario


El viernes pasado el consorcio Televisa-Prisa decidió apagarle el micrófono de W Radio a Carmen Aristegui. Al hacerlo, silenció también a múltiples voces que sólo ahí podían expresarse. Y clausuró las bocinas de millones de radioescuchas que día a día ejercían su derecho a una cobertura independiente, plural, crítica e inteligente del acontecer diario en México y el mundo.

El consorcio argumentó “un nuevo modelo editorial”, basado “en trabajo en equipo y el derecho a la información plural que obtiene el liderazgo de audiencia en todos los países”. La explicación es, a todas luces, contradictoria porque se da justo cuando el programa de Aristegui alcanzaba los más altos niveles de audiencia y de prestigio.

Una cosa es trabajo en equipo, como el de Carmen, con estilo propio que es lo que le daba personalidad a su programa, y otra muy distinta trabajo en rebaño y sometimiento a líneas editoriales ajenas a los criterios periodísticos.

Y es que, en la actual conformación de los megamedios, la idea de “servicio” fue sustituida por la de “negocio”, las líneas editoriales las dictan los anunciantes y la concentración del poder económico va de la mano al del poder político.

Ryszard Kapuscinski, el gran reportero a quien Carmen entrevistó varias veces, advertía que en ese nuevo contexto “la conquista de cada pedacito de nuestra independencia exige una batalla”.

Carmen y su equipo las libraron en la cobertura libre de episodios clave y a favor del seguimiento riguroso de muchos temas que en otros medios resultaron efímeros: Ernestina Ascencio, la protección de la Iglesia Católica a sacerdotes pederastas y la complicidad de Marín y Nacif contra Lydia Cacho. Además, abrió micrófono a Andrés Manuel López Obrador y desde ahí lo cuestionó; también dio voz tanto a críticos como a defensores de la Ley Televisa y propuso a los intelectuales un debate a fondo en torno a la reforma electoral y los verdaderos obstáculos a la libertad de expresión en México.

Carmen trabaja en equipo, no en rebaño; habla de lo que no se habla y subraya lo que se margina, como proponía Kapuscinsky. Al caos informativo le dio sentido en reflexión colectiva. Por eso creó un público que la espera en un nuevo micrófono.

¿Por qué le apagaron el de W Radio? Stefan Zweig nos da una pista: “Entre el espíritu y el poder hay una rivalidad eterna, y nadie puede ser más peligroso para el poder que el maestro de la palabra”.

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